Años ha, en Lantejuela, existían muchos pequeños arrendatarios de parcelas rústicas. A parte de los llamados “colonos” del cortijo de “Los Ojuelos”, otros terratenientes comenzaron a ceder sus fincas en pequeñas suertes, a los llamados arrendatarios o pegujaleros, de esta forma se cedieron, los cortijos de “Los Veneros”, “El Francés” (antes “El Diablo”), “Chinchilla”, “Casablanca”, “Claraobut”, y otras fincas cercanas al Término Municipal de Lantejuela.
Otros latifundistas, procedieron a la venta de parte de sus cortijos, asegurándose así una buena renta de capital. Aunque la reforma agraria emprendida por la Dictadura de Primo de Rivera, fue insuficiente, la llevada a cabo por la II República española, fue algo más efectiva, pero tampoco muy amplia por falta de fondos públicos, pero muchos terratenientes se vieron obligados a ceder sus propiedades cediéndolas en arrendamiento a los pegujaleros.
Durante la Dictadura de Franco, en sus primeros años, igualmente, se puso en marcha una reforma agraria a través del Instituto Nacional de Colonización Agraria, el que expropió varios cortijos, indemnizando a sus propietarios, como la que se llevó a cabo en “Los Arenales”, del Término Municipal de Écija, vendiéndosele la tierra, una vez parcelada, a pequeños labradores de la zona, pagaderas en varias anualidades, pero el reciente Gobierno del Estado español salido de la Guerra Civil 1.936-39, o no quiso profundizar en dicha reforma agraria, por falta de dinero en la Hacienda pública, o los poderes fácticos paralizaron la misma.
Los propietarios, nuevos compradores, de “Los Arenales”, en su visita a la ciudad de Sevilla, que realizó Eva Duarte de Perón, esposa del Presidente de la República Argentina, recibieron las escrituras de sus tierras de manos de dicha señora.